La vida de los norteamericanos en la Zona del Canal de Panamá, 1913
En esta entrada te comparto una traducción al español de una carta que envió un norteamericano que residía en la Zona del Canal de Panamá en 1913. La carta fue publicada el 17 de julio de ese año, firmada por un tal E.W. Pickard, en una columna titulada Americans on the Isthmus. Esta columna apareció en varios diarios norteamericanos, como por ejemplo el Ward County Independent (Dakota del Norte) o en el Shoshone Journal de Idaho.
A la traducción solamente le agregué subtítulos para hacerla más legible, imágenes de la época y también algunas anotaciones [que están encerradas en corchetes].
ADVERTENCIA: la siguiente carta tiene expresiones extremadamente racistas, y algo de misoginia, que eran socialmente aceptadas en aquel momento. El hecho de que las reproduzca en esta entrada, no significa que defiendo o apruebo dichas prácticas. Por último, si eres aficionado de la historia debes aprender a no juzgar el pasado con los estándares morales contemporáneos. Saludos cordiales y disfruta esta pieza histórica.
Norteamericanos en el Istmo, 1913
Colón, Zona del Canal – Para el residente norteamericano de la Zona del Canal, la vida no es sólo cerveza y bolos [beers and skittles, es una expresión informal inglesa que describe ocio]. Hay mucha cerveza, pero no he visto un solo pino [skittle]. Tal vez no reconocería uno si lo viera.
Los americanos, a diferencia de los ingleses, en países extranjeros no son fieles a sus costumbres. En Panamá, el americano se encuentra no sólo en un clima tropical sino en medio de una civilización mucho más antigua que la suya. En consecuencia, se entrega en muchos aspectos a las costumbres de ese clima y esa civilización. Por ejemplo, al americano le atrae la costumbre nativa de la siesta de dos horas al mediodía, donde se desviste y dormita en una habitación fresca; similarmente, le gusta bañarse en el mar antes de cenar y luego de la cena, dar un paseo nocturno por la plaza.
Al mismo tiempo, la afluencia de norteños ha tenido su efecto en los panameños, especialmente, quizás, en materia de deportes. Ya no se ven corridas de toros y las peleas de gallos han disminuido notablemente. En su lugar, los nativos disfrutan ahora de frecuentes combates de lucha libre y boxeo, se entregan al tenis en cierta medida y se han aficionado al deporte nacional estadounidense del béisbol.
De la vida de la mujer americana en la Zona del Canal de Panamá
La mujer americana es la que más sufre los cambios en las condiciones de vida, ya que las tareas domésticas en el istmo conllevan muchas molestias. Mucha gente tiene la idea de que una mujer en los trópicos se acuesta en una hamaca todo el día y a la hora de comer recoge su comida de las ramas de los árboles que dan sombra a su lugar de descanso. En realidad, debe hacer sus compras domésticas como allá en casa, y el problema doméstico le acompaña aquí como allá, sólo que más si cabe.
Para la ropa y los comestibles, la mujer suele ir al comisariato, pero para la fruta y muchas de las verduras tiene que ir diariamente al mercado público. En ese espacioso edificio -hablo ahora de Colón y Panamá- hay decenas de puestos y mesas, atendidos por jamaicanos, chinos y panameños nativos. Hay pilas de ñames, frutos del árbol del pan, guanábanas, guayabas, papayas, bananas, plátanos, aguacates, mangos, naranjas, cocos y una docena de otros productos tropicales. La disposición es tentadora, pero la compra es tediosa. No se conoce nada parecido a un precio fijo y hay que regatear con diligencia o llevarse la peor parte. También debes lidiar con la insolencia de las mujeres negras, que suele estar a la altura de su ignorancia.
El mercado nativo de la carne es bastante “imposible” para los blancos de los Estados Unidos, ya que la carne, toscamente troceada, se vende inmediatamente después de la matanza, y el control impuesto por el departamento sanitario americano se hace ineficaz por las puertas abiertas.
Acerca de los norteamericanos y sus domésticas
Las empleadas domésticas de los estadounidenses en la zona son casi todas negras jamaicanas. Son ordenadas y limpias, pero su estupidez suele ser monumental. Hay que meterles en la cabeza todos los detalles de las operaciones domésticas, y sus mentes parecen estar en el hogar isleño que han dejado, pues su memoria es casi nula y sus ojos solo ven lo que está enfrente. Entonces, después de más o menos un año de trabajar y ahorrar, empiezan a pensar en Jamaica y se “cansan”.
“¿Por qué, Blanche?”, dijo un ama de casa conmocionada, “¡son las once y los platos del desayuno y las cosas de la cocina aún sin lavar, y las hormigas por todas partes!”… “Oh, señora, no pude lavarlos, estoy tan exhaustada [sic] esta mañana”, fue la respuesta de Blanche.
Esa es una leve muestra de lo que hay que aguantar.
De los norteamericanos y los insectos tropicales
Ahora que mencioné las hormigas, les cuento que son otra de las molestias domésticas en los trópicos. Las hormigas están por todas partes, en cantidades increíbles y con una actividad extraordinaria. Las mallas mosquiteras no las mantienen alejadas ni los exterminadores de insectos las disuaden. Simplemente hay que aguantarlas. Si se encaprichan con un jardín de verduras jóvenes que está creciendo bien, lo cortan y se llevan todas las hojas en una noche. Es la llamada hormiga cortadora de hojas [hormiga arriera] la que lo hace. En todo el Istmo se las puede ver, moviéndose en procesiones por caminos bien transitados, cada una llevando una hoja u otro trozo de follaje. Un día vi una larga fila de ellas moviéndose a través del escaso césped, todas llevando diminutas trozos de flores rojas. Era un desfile en miniatura muy pintoresco.
Ningún lugar y ninguna época se ha librado de la cucaracha, y en Panamá alcanzan un tamaño enorme. Estos insectos dedican parte de su tiempo y energía a comerse las tapas de los libros encuadernados.
El óxido y el moho se suman a los problemas de las amas de casa americanas, y muchos artículos deben guardarse en “armarios secos” en los que se mantienen encendidas las lámparas eléctricas.
La vida social en la Zona del Canal de Panamá, 1913
En Panamá no abundan las antiguas familias españolas de pura cepa, cuyos miembros poseen educación y refinamiento. Las que hay, no son especialmente aficionadas a los americanos. En consecuencia, ambas razas no se relacionan mucho.
Las actividades sociales de los americanos tienen tres centros generales: el club Tivoli, el club Washington Cotillon y la Asociación Cristiana de Jóvenes [en inglés Young Men’s Christian Association, Y.M.C.A.]. Los dos primeros son organizaciones de baile que, cada 15 días, dan bailes en el hotel Tivoli de Ancón y en el hotel Washington de Colón. Estos eventos son bastante formales y atraen a la mejor clase de americanos de toda la Zona.
En cuanto a la Y.M.C.A., su labor en el istmo merece realmente un capítulo aparte, pues ha sido uno de los grandes factores del éxito de la construcción del Canal. Al principio fue imposible persuadir a los hombres de los Estados Unidos para que permanecieran mucho tiempo en el istmo. La paga era buena, el trabajo interesante, pero la nostalgia encontró víctimas fáciles en muchos de ellos, quiénes renunciaron y regresaron a los Estados Unidos en números desalentadores. Se probaron varios remedios, y finalmente la comisión estableció una casa club en cada población de la Zona y sabiamente las puso a cargo de la Y.M.C.A.
Las amenidades de las casas club del Y.M.C.A. y los clubes de mujeres
Las casas club tienen salas de billar, boleras, gimnasios, fuentes de soda, bibliotecas, salas de descanso y una docena de otras comodidades. Cada casa cuenta con un salón lo suficientemente grande como para celebrar bailes, espectáculos teatrales y musicales de aficionados. Los secretarios a cargo han sido muy activos organizando ligas de bolos, béisbol, billar y otras. Los torneos son continuos y de gran interés.
Por supuesto, en estos clubes no se encuentran bebidas embriagantes, pero en otros aspectos se conducen siguiendo líneas tan liberales que a veces resultan sorprendentes. Por ejemplo, en uno de ellos vi a varios jóvenes de ambos sexos bailando en el salón, al ritmo de la música de un fonógrafo. Lo anterior sucedió inmediatamente después de terminar el servicio religioso del domingo por la noche. Es posible que se trate de un caso excepcional, ya que se trataba de una de las poblaciones más aisladas.
En Ancón, Cristóbal y algunos de las poblaciones más grandes de la Zona, existen florecientes clubes de mujeres. Estos clubes incluso se unieron en una federación que se disolvió sólo este año, sintiendo que su trabajo estaba hecho con la virtual terminación del Canal. Los clubes han realizado una gran labor filantrópica y de estudio, y bajo sus auspicios se celebran numerosas funciones sociales.
Habían celos sociales, chismes e influencia indebida
Como puede comprenderse fácilmente, la vida de los americanos en la Zona es muy parecida a la de una ciudad suburbana americana, y tiene algunas de las desventajas de esta última. Por ejemplo, los chismes y los celos sociales son frecuentes aquí, como allá, y no pocas mujeres se han visto obligadas a regresar a Estados Unidos por ellos. Las disputas sobre los ascensos y las asignaciones de las viviendas causan amargura y distanciamientos, y por supuesto hay innumerables quejas de influencia indebida – “pull“- en estos asuntos. En algunos casos hay que admitir que ha habido motivos para estas quejas, y, por desgracia, a menudo es por culpa de la mujer. No se puede dudar de su influencia con algunos altos funcionarios, y a veces tiene resultados que son deplorables.
He aquí un ejemplo del poder ejercido por el “pull“. Un hombre que durante algunos años ha ocupado un puesto de jerarquía en la Compañía del Ferrocarril de Panamá, y que tiene una esposa, dos hijas y un hijo pequeño. Esta familia ha esperado por mucho tiempo para que le asignen una casa, cosa que es muy codiciada en la Zona. Dos oficinistas del ferrocarril habían estado cortejando a las hijas, pero, como el padre se opuso, fueron despreciados. Sin embargo, los empleados tenían contactos influyentes y, en venganza, han tramado las cosas de tal manera que la familia en cuestión ha sido relegada repetidamente en la asignación de las casas. El padre y el hijo viven en un edificio, la madre y las hijas en otro, y todos deben comer en el hotel.
¿Qué planes tenían los norteamericanos después de servir en la Zona del Canal?
Naturalmente, no muchos de los americanos en el istmo permanecerán allí después de la terminación del Canal. Algunos de los médicos pueden dedicarse a su práctica allí -algunos ya lo han hecho- y algunos de los trabajadores pueden encontrar el clima tropical tan agradable que se quedarán. Pero casi todos esperan con ansias el momento de regresar a los Estados Unidos. Los ingenieros y los médicos sin duda encontrarán que la experiencia que han tenido será de mucha utilidad en la obtención de puestos y la práctica cuando regresen a casa. Pero readaptarse a las antiguas condiciones de vida puede no ser fácil para los hombres y mujeres que han estado en la Zona durante años.
Si te gustó esta publicación…
Primeramente, sigue alguna de nuestras cuentas en redes sociales así sabrás de nuestra próxima publicación. Adicionalmente puedes:
- Ayudarme con una donación, para poder cubrir los costos del Blog (quizás hasta colocar menos publicidad)
- Descubrir la historia de los afrodescendientes durante la construcción de canal francés en Panamá
- Conocer sobre el mito sobre la historia de Arraiján (o At Right Hand)
- Aprender sobre como eran las ciudades de Colón en 1903 y Panamá en 1897.
- Compartir este artículo con alguien que creas que le interese el tema
- Puedes dejar algún comentario (constructivo) en la sección de comentarios.
Referencias sobre la vida de los americanos en la Zona del Canal, 1913
- Abbot, W. (1913). Panama and the canal in picture and prose. A complete story of Panama, as well as the history, purpose and promise of its world-famous canal. London: English and Spanish by Syndicate Pub. Co.
- Canal Zone. (1915). Annual report of the Governor of the Panama Canal for the fiscal year ended. Washington: U.S. G.P.O.
- Gause, F. A., & Carr, C. C. (1912). The story of Panama: the new route to India. Boston, New York: Silver, Burdett and Company.
- Nida, S. H. (1915). Panama and Its “bridge of Water.”. Chicago: Rand, McNally
- Pickard, E. W. (1913, July 17). [Review of Americans on the Isthmus]. Ward County Independent. Retrieved from https://chroniclingamerica.loc.gov/