Crónica Detallada del 5 de noviembre de 1903 en Colón
5 de noviembre de 1903 en Colón, fecha importante en la historia de nuestra patria. En esta entrada te comparto una crónica detallada de los hechos que ocurrieron en la ciudad de Colón durante el 5 de noviembre de 1903, es decir, durante la separación de Panamá de Colombia. Si deseas, puedes leer la crónica del 4 de noviembre de 1903 en este enlace para tener una mejor idea del contexto.
La siguiente narración fue construida con base en los reportes oficiales de tres testigos que estuvieron en Colón durante estos eventos: el vice-cónsul francés Pierre Bonhenry; el comandante de la armada norteamericana John Hubbard; el reportero anónimo que originó los cables internacionales de la Associated Press. También utilicé la declaración que dio el periodista Henry N. Hall ante el congreso norteamericano en 1912, pero en menor cantidad. Espero que lo disfrutes:
Mañana del jueves, 5 de noviembre de 1903: refuerzos colombianos llegan a Colón
La ciudad de Colón amaneció en una tensa calma y bajo el control de las tropas colombianas. Todos los comercios estaban cerrados y nadie se movía de su lugar. De pronto, todos los ojos se posaron en el puerto de Naos: el penacho de humo negro y el sonido de un silbato delató la llegada de un vapor.
El vapor austriaco Jenny atracó a mediados de la mañana del 5 de noviembre de 1903. Abordo venía el general Pompilio Gutiérrez, uno de los soldados más distinguidos de Colombia. Éste había sido enviado en misión especial por el Gobierno de Bogotá. Este evento fue reportado así por los diarios norteamericanos:
El general Pompilio Gutiérrez llegó a Colón para hacerse cargo de la gobernación de Panamá, pero a su llegada descubrió que su puesto ya no existía y un nuevo régimen en control.
Americans are cheered in Panama republic. The Washington times, November 06, 1903, pp. 1
Adicionalmente, el general Gutiérrez no estaba solo:
El general Pompilio Gutiérrez, que llegó ayer a Colón, y que vino en sustitución del gobernador Obaldía, trajo consigo varios secretarios y una plantilla de quince hombres, todos colombianos, para reemplazar a los istmeños.
La llegada de este grupo de militares elevó automáticamente las tensiones. Lo anterior se debió a tres factores. Primeramente, la presencia de oficiales colombianos de alto rango. La segunda razón fue que alguien abordo del vapor Jenny dijo que más refuerzos colombianos venían en camino para Panamá. Pierre Bonhenry, vice-cónsul francés en Colón, nos contó en que consistían estos supuestos refuerzos:
un navío alemán de la antigua Atlas Line, debía llegar de Cartagena con 1,200 soldados colombianos y piezas de artillería. Nos preguntamos si el pequeño cañonero “Nashville” sería capaz de resistir.
El último factor que ayudó a estresar a los presentes fue que poco después de que llegara el Jenny, un telegrama llegó desde Panamá. Este telegrama fue enviado por el general Juan B. Tobar instruyéndole al coronel Torres que debía “luchar para apoderarse de Colón y esperar los refuerzos que no tardarían”.
Los panameños dan un paso al frente
Porfirio Meléndez envió a Juan A. Henríquez al Jenny para que explicara la situación al recién llegado grupo. Henríquez le dijo al general Gutiérrez que la independencia de Panamá era un hecho consumado y que las abrumadoras fuerzas estadounidenses estaban en camino y no permitirían que Colombia atacara la nueva República.
Gutiérrez decidió permanecer en el Jenny; pero luego acordó ir con Juan Henríquez a las oficinas de la Royal Mail Steam Packet Co. Allí tuvo una entrevista con el coronel Torres, quien inmediatamente le preguntó al general Gutiérrez si podía asumir el mando del batallón Tiradores. Sin embargo, Gutiérrez se negó a tener nada que ver con el asunto ni a dar órdenes.
La negativa de Gutiérrez en asumir el mando, dejó a Torres con las manos libres en Colón, y él continuba con su petición del día anterior: que los generales Tobar y Amaya, así como su personal, fueran traídos desde Panamá. El coronel James Shaler, superintendente general del Ferrocarril; Oscar Malmros, cónsul de los Estados Unidos; y John Hubbard, comandante del USS Nashville se reunieron. Allí decidieron traer a los generales colombianos, jefes del Batallón Tiradores, desde Panamá. Mientras tanto, el general Gutiérrez regresó al Jenny.
Entre 10:30 a 10:45 a.m.: los norteamericanos también dan un paso al frente durante el 5 de noviembre de 1903 en Colón
Con respecto a la reunión, el comandante Hubbard nos dejó saber lo siguiente en su reporte:
En la mañana del día 5 descubrí que el comandante de las tropas colombianas no se había retirado del pueblo tan lejos como acordó, sino que ocupó edificios en las afueras del pueblo.
United States., Pavey, F. D., Cromwell, W. N., & Bunau-Varilla, P. (1913). The story of Panama: Hearings on the Rainey resolution before the Committee on Foreign Affairs of the House of Representatives. Washington: Govt. Print. Off.. pp. 454
Inmediatamente investigué el asunto y supe que él [el coronel Torres] tuvo alguna excusa trivial para no cumplir con su acuerdo. También supe que su intención era volver a ocupar Colón, en cuanto el alcalde regresara a las 10 y 45 am. Lo anterior ocurriría, a menos que el alcalde trajera órdenes del general Tobar para que él se retirara. Sin embargo, el general Tobar se negó a dar instrucciones de las que yo tuviera conocimiento, y la situación de inmediato se volvió tan grave como el día anterior.
Pánico en Colón durante el 5 de noviembre de 1903
Las palabras del vice-consul francés, nos permiten saber lo que sucedió en este momento crítico durante los hechos del 5 de noviembre de 1903 en Colón:
La emoción fue grande aquí; se comentaba que los soldados [colombianos] habían pasado toda la noche bebiendo y se encontraban sobreexcitados. El pánico se apoderó de la ciudad. Los navíos en el muelle, uno francés, uno inglés, uno alemán y uno austriaco, fueron asaltados por las familias en busca de refugio.
Seguidamente, los norteamericanos se movilizaron y tomaron posturas defensivas. Al respecto, el comandante Hubbard añadió:
Inmediatamente desembarqué una fuerza armada y volví a ocupar el mismo edificio [del día anterior]. También desembarqué dos cañones de 1 libra y los monté en vagones de plataforma detrás de unos bultos de algodón. Luego, en compañía del cónsul de los Estados Unidos, tuve una entrevista con el coronel Torres, durante la cual le informé que había vuelto a desplegar a mis hombres porque él había incumplido su parte del trato.
Añadí que no tenía ningún interés en los asuntos de ninguna de las partes; que mi actitud era estrictamente neutral; que las tropas de ninguno de los bandos debían ser transportadas [por el ferrocarril] y que mis únicos propósitos al desembarcar era proteger las vidas y propiedades de los ciudadanos estadounidenses, en caso de que fueran amenazados, como en efecto lo habían sido; y para mantener el tránsito libre e ininterrumpido del Istmo, y esos propósitos los mantendría por la fuerza si fuera necesario.
También le recomendé encarecidamente que, en aras de la paz, y para evitar la posibilidad de un conflicto que no podía dejar de ser lamentable, debería cumplir su acuerdo de la noche anterior y retirarse a Monkey Hill.
La única respuesta del coronel Torres fue que Monkey Hill era insalubre. Además reiteró su amor por los estadounidenses, así como sus intenciones de ocupar Colón si el general Tobar no le ordenara lo contrario.
¿Qué más sucedió?¿Dónde estaba Porfirio Meléndez?
De acuerdo con los diarios norteamericanos, Porfirio Meléndez, tomó un rol de liderazgo en conjunto con el mayor William Murray Black del Ejército Norteamericano:
El coronel [sic] Black, del Cuerpo de Ingenieros de los Estados Unidos, y el señor Porfirio Meléndez, el nuevo gobernador civil y militar de Colón, prestaron servicios excepcionales durante la crítica situación.
Panama Recognized. (1903, November 7). New York Daily Tribune, p. 2.
Paralelamente a lo anterior, los civiles buscaron refugio en los vapores que estaban anclados en los muelles. Por ejemplo, Hubbard reportó:
Las mujeres y los niños estadounidenses volvieron a subir a los vapores Markomannia y City of Washington. Por medio del vicecónsul británico ofrecí protección a los súbditos ingleses, como se indica en el cablegrama de ese departamento. Se adjunta una copia del reconocimiento del vicecónsul británico.
Moví el Nashville como el día anterior y me acerqué para proteger la ribera.
5 de noviembre, 11:00 a.m.: expectativa
Toda las partes enfrentadas estaban esperando el tren que traía al alcalde desde Panamá. El vice-cónsul Bonhenry afirmó:
Todo estaba dispuesto para la hora 11 cuando debía llegar el tren de Panamá con la respuesta de Tobar. El tren estaba retrasado un cuarto de hora y ya se pensaba que habría sido detenido por las fuerzas de Torres en las afueras de la ciudad
El Alcalde de Colón regresó y Hubbard relató lo siguiente:
El alcalde de Colón regresó a las 11 a.m. Las tropas colombianas marcharon hacia Colón, pero no asumieron el comportamiento amenazante del día anterior.
Entonces todo el mundo supo cual fue el mensaje de Tobar. De acuerdo con el vice-consul Bonhenry:
La respuesta de Tobar a Torres era la anunciada en el telegrama de mañana: éste debía asegurar su autoridad de Colón, por todos los medios, y esperar refuerzos para marchar sobre Panamá.
5 de noviembre de 1903 en Colón (en la tarde)
Durante las primeras horas de la tarde, la tensión estaba en aumento. El vice-cónsul Bonhenry describe el estado de las cosas:
La ansiedad era muy grande. […] Se veían pasar pequeños destacamentos de soldados colombianos con las armas sobre la espalda; eran sin duda reconocimientos enviados por Torres.
Los emisarios del Gobierno de Panamá, Meléndez y Martínez, el Comandante del “Nashville” y los Cónsules (de los Estados Unidos, de Inglaterra, de Alemania y yo) nos encontrábamos reunidos en la oficina del Superintendente de la Panama Railroad, cuando Meléndez y Martínez declararon que estaban dispuestos a hacer ofertas al Coronel de las fuerzas colombianas quien fue invitado a conferenciar.
Mitad de la tarde: nuevas negociaciones y entrega de ultimátum
De acuerdo con Bonhenry, el coronel Torres llegó una hora después de que la comisión lo invitara. Es decir, que Torres pudo haber llegado a eso de las 3 o 3:30 p.m. Seguidamente, éste se encerró con Porfirio Meléndez y Orondaste L. Martínez durante media hora. Según, Henry N. Hall en el libro “The Story of Panama”, Meléndez:
se acercó nuevamente al Coronel Torres con el fin de convencerlo de que se embarcara en el vapor Orinoco. Le ofreció pagar los gastos del viaje y darle una indemnización sustancial. Al principio, Torres rechazó estos avances e insistió en que quemaría Colón hasta sus cimientos si los generales colombianos no regresaban. Añadió que de ningún modo los dejaría atrás, aunque éstos le dieran permiso para volver a embarcar.
Meléndez, además de ofrecerle dinero a Torres, también le compartió un ultimatum. Lo anterior fue reportado por varios periódicos norteamericanos. Por ejemplo, el diario New York Sun, replicado por el diario Evening Star, nos ilustró el momento:
El gobierno provisional envió hoy [5 de noviembre] un ultimátum al comandante de las tropas colombianas, exigiendo su rendición. Los revolucionarios le prometieron a los colombianos que se les pagaría el pasaje hacia Cartagena y declararon que si el ultimátum era rechazado, atacarían a Colón. Las tropas se rindieron con la condición mencionada. Mil doscientos soldados separatistas ya están en camino a Colón, y estaban a sólo media hora de esa ciudad cuando se aceptó la condición de rendición.
Troops Leave Colon. (1903, November 6). Evening Star, p. 17.
La rendición del Batallón Tiradores en Colón, 1903
Las habilidades de negociación de Porfirio Meléndez rindieron fruto, pues logró persuadir al coronel Torres de que se rindiera. El comandante Hubbard describió el suceso así:
Durante la tarde se hicieron varias proposiciones al Coronel Torres por los representantes del nuevo gobierno. Finalmente, este oficial fue persuadido por ellos a embarcarse en el vapor Orinoco de la Royal Mail con todas sus tropas y regresar a Cartagena.
Después de todo, el coronel Torres estaba aislado en Colón. A la hora de la reunión el jefe de policía de Colón ya se había unido a los revolucionarios. Torres, no tenía ningún respaldo naval y estaba enfrentado contra un navío de guerra norteamericano, al menos un centenar de norteamericanos armados con rifles y un par de piezas de artillería. Adicionalmente, ninguno de sus oficiales superiores pudo o quiso tomar el mando de las tropas.
Es muy probable que Torres también haya contabilizado que su jefe, el general Tobar, supuestamente había sido liberado y estaba en camino desde Panamá. Además el pasaje de salida de él y las tropas estaba pagado por el nuevo gobierno. Por último, existía la posibilidad de tener que enfrentar un potencial ataque de tropas revolucionarias que supuestamente venían desde Panamá. ¿Quién podría resistirse a esas condiciones? Especialmente si te van a dar 8,000 dólares. Con respecto a esto último el vice-cónsul Bonhenry comentó:
nos informaron que Torres cedería y se embarcaría esa misma noche […] Solo se quedaba para cumplir con la formalidad de la firma de algunos documentos y, además por un hecho que nosotros comprendimos entonces y que es hoy del dominio público: la entrega en sus propias manos de una suma de ocho mil dólares en oro
De acuerdo, con el pago, Henry N. Hall afirmó en su testimonio:
Meléndez fue a las oficinas del Ferrocarril de Panamá para ver los $ 8000 pagados. Parte del dinero se le dio a Torres en efectivo en dos sacos, y el resto, que no pudo cargar, se pagó al sobrecargo del RMSP Orinoco, quien debía entregárselo a Torres cuando saliera al mar.
Final de la tarde del 5 de noviembre: emergencia en el muelle
Seguidamente, el coronel Torres ordenó al batallón Tiradores que marcharan por el muelle con el fin de abordar el Orinoco. Allí esperaron la llegada del tren que traía general Tobar. Sin embargo, el tren que supuestamente había salido a las 2:00 p.m. de la ciudad de Panamá, estaba demorado. En aquella época un tren atravesaba el istmo en aproximadamente tres horas. Con respecto a lo anterior, el vice-cónsul Bonhenry dice:
El público no conoció la rendición hasta las 5 de la tarde, cuando las tropas colombianas se presentaron en el muelle del “Orinoco” de la Royal Mail S.P. Co. Pero el peligro no había pasado. En efecto, se supo que las tropas que se encontraban en el muelle, se negaban a embarcar y querían regresar a tierra.
Posteriormente Bonhenry, añadió:
Torres afirmó que fue insultado por sus hombres que lo acusaron de haberse vendido y que éstos se negaban a subir sus armas a bordo y a partir sin los generales Tobar y Amaya
En este momento, los norteamericanos, liderados por el mayor William Black, encajonaron a los colombianos en el muelle. En un reportaje publicado en la primera plana de diario jamaiquino, Kingston Daily Freeman, del 17 de noviembre de 1903, encontramos un detalle de esta acción
Después del parlamento, las tropas [colombianas] bajaron por el muelle de la británica Royal Mail hacia el vapor Atrato [sic] para embarcarse hacia Cartagena. El coronel [sic] Black de la Infantería de Marina [sic], aprovechando que todas las tropas habían pasado por el muelle, cambió las barricadas de bultos de algodón hasta que bloquearon el muelle y se negaron a permitir que las tropas regresaran a tierra.
Kingston Daily Freeman, Volume XXXIII, Number 26, 17 November 1903, pp. 1
¿Qué estaba sucediendo?
La demora del tren que traía al general Tobar, en conjunto con la decisión del Mayor Black de impedirle el paso de los colombianos volvió peligrosa la situación en el muelle. Con el fin de disolver la amenaza, Bonhenry junto a otros, llamaron telefónicamente desde la oficina del superintendente del ferrocarril hacia a Panamá:
Decidimos, pues, pedir a Panamá la puesta en libertad de estos dos generales y hacerlos venir a Colón en un tren especial esa misma noche, con el compromiso de embarcarse de inmediato en el “Orinoco”.
Pero la respuesta al mensaje telefónico enviado, en este sentido, a Panamá fue que Tobar y Amaya se negaban a embarcar para Cartagena si eran puestos en libertad. En consecuencia, se los dejó prisioneros.
En este momento, y de forma paralela, el comandante Hubbard decidió exhibir sus músculos y volvió a intervenir. De acuerdo con el libro de registros del USS Nashville:
5:50 p.m., nos acercamos a la orilla para proteger al grupo que estaba en tierra. Colombianos que estaban en el muelle de la Royal Mail amenazan con atacar, su oficial al mando se rehúsa a embarcarse a Cartagena como acordaron.
Desde la perspectiva del vice-cónsul Bonhenry, esto fue lo que sucedió en ese momento crítico:
el “Nashville” se colocó cerca del muelle donde estaba el “Orinoco” y frente a éste, de manera que los soldados colombianos quedaban en la mira de las piezas de artillería del cañonero.
Primeras horas de la noche: el Orinoco abandonó Colón y al general Tobar
De acuerdo con El New York Tribune, el sol estaba cayendo cuando el RMSP Orinoco zarpó de Colón:
La nave, con 28 oficiales, 435 hombres y 30 mujeres, zarpó hacia Cartagena a las 6:30 p.m. […] El USS Dixie llegó aquí cuando el Orinoco salía del puerto.
Sin embargo, de acuerdo con el libro de registro del USS Nashville ya había caído la noche cuando el Orinoco zarpó:
7:35 p.m., RMSP Orinoco zarpó con 500 soldados colombianos a bordo.
Los primeros reportes de los cables internacionales decían que, además de los soldados del Batallón Tiradores, el Orinoco también transportaba al general Tobar, sin embargo, no fue así. En los reportes del 6 de noviembre, encontramos la actualización de la información:
El informe de que el general Tobar, comandante supremo de las fuerzas colombianas del istmo, zarpó anoche rumbo a Cartagena, resultó ser un error. El general y varios de sus ayudantes debían haber navegado en el vapor Orinoco del Royal Mail, pero perdieron el vapor y volvieron a ser prisioneros parciales.
El tren con el general Tobar llegó muy tarde y el general estuvo detenido en Colón hasta el 15 de noviembre. Seguramente, los cables iniciales confundieron al general Pompilio Gutiérrez con el general Tobar. Con base en lo anterior, reportaron que Tobar iba a bordo del Orinoco, cuando en realidad no fue así:
El general Pompilio Gutiérrez, que llegó a Colón el jueves para reemplazar al gobernador Obaldía, salió para Cartagena el mismo día en el vapor Orinoco…
The St. Louis Republic. (St. Louis, Mo.), 08 Nov. 1903. pp. 1
De hecho, el vice-cónsul Bonhenry cree que fue la intervención del general Gutiérrez lo que motivó que los colombianos finalmente abordaran el Orinoco:
Se piensa, sin embargo, que fue después de una entrevista entre un emisario de Panamá y el gobernador Gutiérrez, quién tomó el mando sobre Torres, que los soldados colombianos decidieron embarcar.
7:05 p.m. – 7:35 p.m.: más refuerzos norteamericanos y el telegrama histórico desde Colón
De acuerdo con el comandante Hubbard, el crucero USS Dixie, el segundo buque de guerra norteamericano asignado a Colón, ancló a las 7:05 p.m. del jueves, 5 de noviembre de 1903. El reporte del New York Tribune también afirmó que el Dixie llegó justo cuando el Orinoco salía del puerto. Por consiguiente, es muy posible que los militares colombianos, que iban de salida en el RMSP Orinoco, hayan cruzado miradas con los marines norteamericanos que estaban llegando en el USS Dixie.
Lo cierto es que a las 7:30 p.m., cuando Juan Antonio Henríquez, autorizado por Porfirio Meléndez, envió el siguiente telegrama a los revolucionarios de la ciudad de Panamá:
Junta de Gobierno, Panamá. Sólo ahora 7:30 p.m. puede decirse que la independencia está asegurada.
Dos buques de guerra norteamericanos estaban en el puerto colonense y un pelotón de marinos atrincherados en el edificio de la Compañía del Ferrocarril de Panamá.
Cinco minutos después de ese telegrama, es decir a las 7:35 p.m., y de acuerdo con el libro de registros del USS Dixie, el Nashville, por medio de megáfono, le comunicó: “Situación crítica en la orilla; alistar batallón para desembarcar inmediatamente.” Mientras esto sucedía en el puerto, Porfirio Meléndez era nombrado como el gobernador civil y militar de Colón por la Junta de Gobierno. Seguidamente, Meléndez hizo lo siguiente:
El gobernador Meléndez ha informado a los funcionarios que pueden permanecer en sus puestos, por el momento, si juran lealtad a la nueva república. También le informó a los agentes de las navieras que los puertos del Atlántico están cerrados a todas las llegadas. Esto se refiere únicamente a la no aceptación de tropas de los puertos costeros.
8:15 p.m.: desembarco de los marines
El RMSP Orinoco seguía alejándose de la costa colonense hasta fundirse con la oscuridad de la noche lluviosa. Eran las 8:15 p.m. En ese momento, dos de las cuatro compañías de marines que venían a bordo del USS Dixie, unos 200 hombres, desembarcaron bajo la lluvia intensa. Los marines iban en una flotilla de 6 pequeños botes, remolcados por una lancha a vapor que transportaba a los oficiales superiores, entre los que iba el mayor John Lejeune.
Una vez en la orilla, las compañías desembarcaron y se dividieron en pelotones. Estos pelotones iban comandados por sargentos, que en algunas ocasiones se veían obligados a gritar sus órdenes debido al ruido de la lluvia. Todo lo anterior sucedía bajo la mirada de cientos de espectadores que estaban en balcones, ventanas y calles.
Estas compañías de marines relevaron a los dos pelotones que pertenecían al Nashville. Estos pelotones, compuestos por marineros y marines, estaban atrincherados, desde las 9 de la mañana, en la estación del Ferrocarril.
Mientras tanto, gran parte de los 7000 habitantes de la ciudad de Colón celebraron:
La gente de Colón estalló de júbilo. La bandera de la nueva república ondea desde las estaciones de trenes de Gatún y Bohio Soldado, cercanas a Colón. Sin duda, tropas de Panamá se harán cargo mañana de la ciudad.
Lo que no sabemos es si los habitantes de Colón salieron a celebrar bajo la lluvia o esperaron a que escampara. Lo cierto es que, de acuerdo con el vice-consul Bonhenry:
Todo el mundo se sintió aliviado; el peligro había desaparecido, el comandante Hubbard y el mayor Black fueron muy felicitados por la organización de la defensa.
Todos pudieron regresar a su casa.
8:45 p.m.: los marines aseguran Colón
A las 8:45 p.m., los pelotones, que estaban atrincherados en el edificio de la Compañia del Ferrocarril, terminaron de recoger sus pertrechos, desmontaron los poms-poms [cañones] y regresaron al Nashville. Todo el equipo regresó intacto excepto dos rifles. En tanto, los marines del Dixie continuaron su despliegue hasta asegurar posiciones estratégicas en diversos puntos de las calles anegadas de Colón; una vez logrado lo anterior, hicieron guardia en estas oscuras y fangosas calles. Las únicas hostilidades que estos norteamericanos enfrentaron fueron propinadas por las nubes de incontables mosquitos que flagelaban Colón cotidianamente.
¿Qué sucedió después?
Referencias
- Americans are cheered in Panama republic. The Washington times, November 06, 1903
- Commisioners from Panama arrive on the steamer City of Washington. Kingston Daily Freeman, Volume XXXIII, Number 26, 17 November 1903, pp. 1
- Delevante, M. (1907). Panama pictures: Nature and life in the land of the great canal. New York [N.Y.: Alden Bros.
- L’Illustrazione italiana. No. 51, 20 diciembre de 1903 (1875). Milano: Editore Garzanti.
- Panama Recognized. (1903, November 7). New York Daily Tribune, p. 2.
- Pizzurno-Gelos, P. (1983). A modo de presentación del informe del Vicecónsul francés sobre los sucesos acaecidos en Colón los días 4 y 5 de noviembre de 1903. Revista Lotería, 324–325, 189–202. http://200.115.157.117/RevistasLoteria/325.pdf
- Karrer, R. J., & Wilde, B. G. (1989). A Panama patchwork revisited. New Bedford, Mass: Whale Deltiology
- New Republic of Panama Willing to… The St. Louis Republic. (St. Louis, Mo.), 08 Nov. 1903. pp. 1
- Robinson, T. (1907). Fifty years at Panama: 1861-1911. New York: Trow Press.
- Troops Leave Colon. (1903, November 6). Evening Star, p. 17.
- United States., & Hale, H. C. (1903). Notes on Panama. Washington: Govt. Print. Off.
- United States., Pavey, F. D., Cromwell, W. N., & Bunau-Varilla, P. (1913). The story of Panama: Hearings on the Rainey resolution before the Committee on Foreign Affairs of the House of Representatives. Washington: Govt. Print. Off.. pp. 454
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