del funeral de un presidente panameño (y otros chismes) en 1918
¿Sabías que durante la Primera Guerra Mundial y la primera pandemia de Panamá (la Influenza Española) el presidente de nuestro país murió? En esta entrada encontrarás una narración, hecha por una norteamericana residente de la Zona del Canal sobre el funeral de este presidente, así como un par de chismes de la política panameña durante esos días de junio de 1918.
Acerca de Panamá, su gobierno y su presidente en 1918
El Dr. Ramón Maximiliano Valdés Arce, fue un ilustre abogado que fue electo como el cuarto presidente de Panamá en 1916. Era un aliado político del liberal Belisario Porras y se distinguió por ser un filósofo, que promovió la justicia social y los derechos civiles.
En 1917, apoyó la fundación de la Cruz Roja Panameña y bajo su administración Panamá implementó una importante reforma a los Códigos Nacionales, entre los que destacó establecer el matrimonio civil y el divorcio como derechos del pueblo panameño. Debido a este último hito, tuvo que enfrentar una amarga y tensa relación con el clero católico panameño, en la que resultó excomulgado junto con Belisario Porras y varios diputados.
El 7 de abril de 1917, Valdés firmó una proclama por la que Panamá se comprometía sin reservas a ayudar a los Estados Unidos en la defensa del canal. Posteriormente, en diciembre de ese año, Valdés concretó la declaración de guerra de Panamá al Imperio Alemán.
Los cables internacionales reportaron que el mandatario Ramón Valdés, justo antes de su muerte, se encontraba en aparente buen estado de salud. Con respecto a la causa de muerte, inicialmente no se publicó; sin embargo, el diario New York Times reportó que murió por enfermedad cardiaca, mientras que otros medios estadounidenses, afirmaron que fue una apoplejía (un derrame). La Revista Lotería, en 1967, describió que Valdés falleció sobre “una pequeña almohada de seda con funda de hilo bordado”, en la casa de su esposa el lunes 3 de junio de 1918 a las 9:10 a.m.
Te ruego tengas en consideración que en aquel momento el gobierno de Panamá era muy diferente a como lo conocemos actualmente. Por ejemplo, la figura de vicepresidente no existía formalmente, en ese momento existía la figura de “Designado a la Presidencia”, es decir, personas seleccionadas por la Asamblea Legislativa para sustituir al presidente en caso de ausencia absoluta de éste. Luego de la muerte de Valdés, el Dr. Ciro Urriola, un rival político, y Primer Designado a la Presidencia, ocupó la silla presidencial.
Descripción del funeral del presidente Ramón Maximiliano Valdés Arce
Esta descripción fue escrita por Hellen Fant y publicada el 24 de julio de 1918 en la página 3 del diario norteamericano Keowee Courier, Carolina del Sur, Estados Unidos:
Todo Panamá está de luto por la repentina muerte del Sr. Valdés, su presidente. Se puso muy enfermo hace una semana, el lunes pasado, y murió en una o dos horas. El funeral fue a la mañana siguiente, y el desfile fue magnífico. Panamá no tiene soldados, pero tiene varios cientos de bomberos y varios cientos de policías.
En el desfile primero vino la policía montada, luego una banda, después los bomberos a pie. Los camiones de bomberos iban cubiertos de negro y el féretro iba sobre el camión de bomberos más grande. En las cuatro esquinas de este camión había racimos de lámparas de latón rellenas de alcohol, formando las antorchas funerarias, con policías a su alrededor. Más atrás venían los miembros del clero con muchachos que llevaban velas; seguidos por la familia del difunto, acompañados por el nuevo presidente.
Siguieron los miembros del cuerpo diplomático, cónsules, embajadores y ministros con todas sus galas, así como todos los estudiantes de los colegios de Panamá. A continuación, los huérfanos que el Estado [panameño] está criando, y una banda infantil de música. Los últimos del desfile fueron la caballería y los soldados estadounidenses, acompañados por una banda de música. Todo el cortejo fúnebre debió tardar una hora y media en pasar.
En el cementerio había algunas ofrendas florales; unas cuantas naturales, la mayoría de porcelana y metal muy coloreadas. Lo curioso es que la mayoría de las ofrendas fueron devueltas al enterrador después del funeral. Resulta que eran alquiladas y si se dejaban en el cementerio, probablemente serían robadas.
Los bomberos llevaban pantalones de color crema, camisas rojas de franela, botas negras y pesados cascos negros de cuatro libras. Supe este dato porque nuestro conserje pertenece a los bomberos.
Todo Panamá tuvo medio día de asueto, para que la gente pudiera ir a la catedral a rezar por el alma difunta del presidente. Allí, nuevamente, los policías con sus uniformes de gala estaban apostados alrededor de la catedral, y todo el edificio estaba cubierto de negro. Todas las banderas siguen a media asta en la ciudad, y durante un mes los policías usarán un lazo de crespón y una pequeña bandera de Panamá prendida en las mangas de sus chaquetas. En la Zona, el día del funeral, nuestras banderas también estaban a media asta y las oficinas cerraron durante medio día.
De la política de Panamá
La República de Panamá está dividida en diferentes provincias, cada una de ellas a cargo de un gobernador nombrado por el presidente. Nada más tomar posesión el nuevo presidente, por ser de un partido político contrario, destituyó a todos los gobernadores y nombró a otros nuevos. Lo triste es que este nuevo presidente sólo puede estar en el cargo hasta que Panamá elija un reemplazo en uno o dos meses. Por consiguiente, es seguro que todos estos funcionarios también serán destituidos. Es muy simpático, pero bastante malo para estos hombres, ¿no?
Bastante agitación ha causado una orden militar que prohíbe a nuestros soldados y marineros salir del territorio de la Zona, para ir a Panamá o en Colón. Los civiles y el Sindicato de Empleados Federales votaron para boicotear a Panamá en apoyo a esta decisión. El problema es que nuestros soldados pueden ir a Panamá, conseguir cualquier cosa que quieran en forma de alcohol o drogas, y lo peor de todo es que el gobierno panameño parece ayudar e instigar los antros de juego y los distritos de luz roja. No creo que se puedan encontrar dos lugares más sórdidos y sucios en el mundo que Panamá y Colón.
Hasta que Panamá regule estas cosas, y ayude a poner las mismas restricciones alrededor de nuestros campamentos como las que tenemos en los Estados Unidos, no se permitirá que más soldados ni marineros vayan a sus ciudades.
Eso golpea muy duro a Panamá y su pueblo, que con la excepción de unos cuantos que lo tienen todo, son muy pobres y dependen de nuestra gente para su sustento. Es malo castigar a quienes se dedican a negocios legítimos, pero no hay otro camino que tomar.
Sólo hay una calle -la Avenida 4 de Julio- que divide la ciudad de Panamá de Ancón, y sólo una vía férrea que divide Cristóbal, nuestro pueblo, de Colón. La policía militar y la policía naval custodian estas calles, y revisan cada auto que entra en la Zona en busca de whisky, etc.
Se acerca la hora de los cambios radicales, y no creo que Panamá pueda prescindir de nuestro comercio por mucho tiempo. Hay que enseñarles a tratar a nuestros soldados. Por ejemplo, hace aproximadamente una semana uno de nuestros soldados fue asesinado en el distrito segregado [El barrio rojo]. Según cuentan, un tribunal panameño condenó a la mujer que lo mató a 28 días, o a pagar una multa de 2 dólares. Varias veces cuando un policía panameño arresta a alguien por apostar, o cualquier otra actividad que prive a los funcionarios del gobierno de algún soborno, el policía es destituido.
Ese es el estado del gobierno panameño.
¿Qué sucedió después?
Diez días después de que la sra. Fant hiciese su descripción, el Dr. Ciro Urriola aplazó las elecciones que tenían por objetivo seleccionar al nuevo presidente de Panamá. Las suspendió por medio del decreto No. 80 del 20 junio de 1918. Obviamente, este hecho catalizó una crisis política en el país. De parte de la oposición volaron acusaciones de que el “Primer Designado al Poder Ejecutivo” quería extender su estadía en el palacio presidencial.
Las tensiones políticas escalaron furiosamente, hasta motivar una intervención militar norteamericana en Panamá, Colón, entre otras ciudades. La intervención logró su objetivo y Urriola retractó el decreto 80, logrando que las elecciones se dieran el 7 de julio de ese año.
Si bien los norteamericanos se replegaron a sus barracas, sus altos mandos continuaron presionando para que Panamá prohibiera la venta de alcohol, los juegos de azar y la prostitución. El boicot empeoró la crisis económica del país, hasta que alguien puso una dinamita en la residencia del general a cargo de las tropas norteamericanas en la Zona del Canal.
Mientras todo lo anterior sucedía, la segunda ola de la pandemia de Influenza Española seguía esparciéndose por Panamá. Pero estas historias las veremos en otra entrada. Promesa.
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Referencias sobre el funeral de Ramón Valdés y otros chismes de política panameña en 1918
- de Tapia, L. C. (1967, Octubre). [Mi tributo a la memoria del ex-presidente Ramón M. Valdés, en el centenario de su natalicio y a la de su esposa doña Diana D. de Valdés.]. Revista Lotería, 33–37.
- (4 de junio, 1918) [Panama President, Ramon Valdez, Dies]. The New York Times, New York. Recuperado de https://timesmachine.nytimes.com/timesmachine/1918/06/04/102706316.html
- Fant, H. (24 julio, 1918) [Facts about Panama]. Keowee Courier, Carolina del Sur. Recuperado de https://chroniclingamerica.loc.gov/
- Browne, E. A. (1913). Panama. London: A. and C. Black.