6 razones por las que los panameños nos cuesta entender la ciencia
El celular vibraba frenéticamente. Cuando lo tomé, descubrí la causa: 483 mensajes sin leer en WhatsApp. El tío Pepermino había vuelto a hacer de las suyas, compartiendo cadenas cargadas de teorías de conspiración sobre la vacuna del Covid-19. El tío desencadenó una discusión que acumuló cientos de mensajes a favor y en contra. Una tía incluso afirmó que el virus solamente se le “pega a los que hayan hecho algo malo”.
Unos días después, el diario La Prensa publicó, en su sección Knockout, una entrevista que le hicieron a dos ciudadanos al azar. Ambos coincidían que el Coronavirus era un “parásito muy malo”, producido en un laboratorio.
¿Por qué el tío, al igual que muchos de nosotros, le costaba entender la ciencia de las vacunas o del Coronavirus en sí? Acompáñame tratar de explicarlo.
No. 1: Se necesita de mucho para entender poco
En 1920, alguien le preguntó a Einstein sobre la Teoría de la relatividad, y él supuestamente respondió:
Un presunto descubrimiento científico no tiene ningún mérito a menos que pueda ser explicado a una camarera”
— Albert Einstein, citando a Ernest Rutherford
¿Los científicos están explicándose bien? ¿Es fácil entender la investigación científica que produce los descubrimientos?
¿Por qué es tan costoso?
La gran mayoría de los artículos científicos tienden a ser confusos y densos. Incluso para los propios científicos. Esto se debe, en parte, a que el artículo utiliza un lenguaje sintético, abstracto, casi robotizado y para nada coloquial. Frecuentemente, para desdoblar este lenguaje, se requiere:
- mucha curiosidad (para tener la motivación de perseguir y consumir fuentes de información)
- robustos fundamentos estadísticos (para entender que es el valor p, tamaño de la muestra, intervalo de confianza…etc.)
- una pizca de pensamiento crítico (para poder evaluar más de una hipótesis, reconocer y evitar sesgos o falacias… etc.)
Además necesitas:
- una educación universitaria completa en el campo (Escasea en Panamá)
- años de experiencia en el subcampo
- meses de experiencia con el tema específico.
Si lo anterior no te parece suficiente, tienes que agregar:
- La barrera del idioma. En septiembre de 2020, investigadores colombianos estimaron que 98% de la literatura científica se publica en inglés. Mientras tanto, nuestro país sigue registrando un nivel bajo de inglés; ocupando el puesto 64 de 100 países en la competencia en ese idioma.
- Por último, literalmente es costoso. Muchos de los artículos solo son accesibles si pagas una suma. De hecho, en 2017, un estudio estimó que 4 de cada 10 estudios estaban detrás de un “Paywall”.
Sí, es más fácil para ciertas ciencias y más difícil para otras. Por ejemplo, mucha más gente puede entender lo esencial de artículos de psicología o sociología, que de artículos de física teórica o farmacéutica. Lo anterior sucede porque tenemos conocimiento general de la depresión clínica o la pobreza sistemática, que de partículas subatómicas o las interacciones bioquímicas.
Razón No. 2: no consumimos ciencia desde fuentes primarias
Es desafiante producir fuentes primarias de información que sean comprensibles por nosotros los mortales. Sin embargo, el verdadero problema es cuando la gente malinterpreta las fuentes secundarias y terciarias; también conocidas como periodismo científico y periodismo sobre ciencia (dos cosas diferentes que serán explicadas en breve). Por lo general, obtener la información incorrecta de una fuente secundaria es culpa del lector y, usualmente, obtener la información incorrecta de una fuente terciaria es culpa del escritor.
Compa, no entendí nada…¿tienes algún ejemplo de fuentes primarias?
Ok, utilicemos el ejemplo de fuente primaria enmarcado con un tema popular: coronavirus:
UV-LED disinfection of Coronavirus: Wavelength effect“, del “Journal of Photochemistry and Photobiology B: Biology”:
Razonablemente, el 99% de la audiencia no científica que lea esta fuente dirá “LPM, no entiendo nada“. Para entenderla, se necesita un doctorado en alguna ciencia exacta o poder reírse de memes de fotoquímica. Y eso está bien. Los mortales promedio no estamos destinados a leerla. Pongamos por caso de ejemplo a nuestro Panamá. De acuerdo con la V Encuesta de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología, publicada por Senacyt en 2017, siete de cada diez personas en promedio, nunca o casi nunca consumieron información de ciencia desde revistas o libros científicos.
Razón No. 3: es difícil consumir ciencia desde las fuentes secundarias (alias periodismo científico)
Este es un ejemplo de fuente secundaria:
LED lights found to kill coronavirus: Global first in fight against COVID-19″ (Luces LED matan el coronavirus: primicia mundial en la lucha contra COVID-19) – Fuente [en inglés]
Eso es del departamento de publicaciones de la Universidad de Tel Aviv, la institución a la que pertenecen los científicos autores de la fuente primaria. El objetivo de esta fuente secundaria es publicitar, entre la comunidad no científica, los hallazgos. Sin embargo, para un segmento de la audiencia puede resultar un poco difícil de leer. El artículo está en inglés, tiene más de 500 palabras, oraciones largas, adicionalmente hablan de nanómetros, longitud de onda, diodos emisores de luz. Agotador. No obstante, aquí es donde el “periodismo científico” viene al rescate con versiones más amigables:
Study reveals UV LED lights effectively kill a human coronavirus” (Un estudio revela que las luces LED UV matan eficazmente un coronavirus humano) – Fuente [en inglés]
Aunque se trata de “periodismo científico” dirigido a una audiencia profesional, utiliza mucha jerga y un alto nivel de lectura, en realidad debería ser comprensible para un lector dedicado. El autor no es un científico, pero su escrito FUE verificado por un científico. Si malinterpretas la ciencia en esta etapa, probablemente sea porque:
- te volviste impaciente o perezoso
- tienes un nivel de lectura muy bajo
- no sabes casi nada sobre el tema
Si ese es el caso, se supone que no debes leer fuentes secundarias. Pero no te desesperes, porque aún puedes consumir fuentes terciarias, que es un nivel más bajo.
Razón No. 4: consumimos ciencia de las fuentes terciarias (alias periodismo sobre ciencia)
Luces LED podrían matar al coronavirus, revela estudio” – Fuente [en español]
Esto es ahora lo que llamamos “periodismo sobre ciencia”. Es la fruta más baja del árbol del conocimiento, por consiguiente, cualquiera puede probar un bocado sin esforzarse mucho. Es lo que la mayoría de la gente se refiere cuando dicen: “hice mi investigación”. En otras palabras, hacer la investigación consiste en encontrar un artículo de TV Azteca o Buzzfeed o HuffPost, leer el titular, sondear el texto y listo. Caso cerrado.
¿Cuál es el problema del periodismo sobre ciencia (fuentes terciarias)?
Las fuentes terciarias se caracterizan por escritos muy simplificados para que el lector pueda entenderlo. Sin embargo, existe un peligro significativo y casi invisible para el lector: que el escritor no comprenda realmente la ciencia detrás del artículo que escribió. Después de todo, la mente detrás de la nota:
- no pertenece a científicos haciendo ciencia
- tampoco trabaja en el departamento de publicaciones de la universidad, que emplea al equipo científico de la misma institución y tiene un gran interés en obtener los datos correctos
- no es periodista científico con colegas disponibles para verificar los hechos
No, señor. El autor o autora de la fuente terciaria del ejemplo, es un periodista de TV Azteca que decidió (o le asignaron) escribir sobre ciencia, y se nota. Valga por caso de ejemplo, el titular de la nota:
“Luces LED podrían matar al coronavirus, revela estudio”
En caso de que no lo hayas observado, este titular:
- Tiene solamente ocho palabras. Una persona con 6 años de educación podría leerlo y comprenderlo.
- Habla en términos de dicotomías. Solo dos opciones, vivir o morir. ¿Para qué complicar al lector con el debate de si los virus están vivos o no?
- No menciona que son luces LED ultravioletas especiales. Supongo, que las palabras con muchas sílabas espantan a los lectores de estas notas.
Por lo anterior, es que si alguien malinterpreta a ESTE nivel, a menudo es culpa de quién escribió el artículo. Lo anterior sucede porque son escritores que no son expertos en ciencia y suelen cometer errores.
Panamá y las fuentes terciarias o el periodismo sobre ciencia
La encuesta de 2017 de Senacyt encontró que en Panamá
“la televisión es, por lejos, la principal fuente de acceso del público”…
además esta encuesta añadió que
“Internet y los diarios son la segunda fuente de acceso en nivel de importancia, utilizadas por la mitad de la población”
Es decir que en Panamá, cuando consumimos información científica, lo hacemos principalmente de fuentes terciarias y en el peor de los casos, de las redes sociales…
Razón No. 5: consumimos ciencia de las redes sociales
A pesar de la relativa ubicuidad del Internet en Panamá, la mitad de la población (50.8%) nunca o casi nunca consume información científica por este medio. Sin embargo, sigue siendo la segunda fuente de información preferida por la población panameña. Lo anterior se deriva de la encuesta de Senacyt de 2017.
Si bien no usamos el Internet para investigar sobre ciencia, lo usamos para redes sociales. De acuerdo con Dichter & Neira, en 2015, 44% de los adultos panameños estaban suscritos a una red social. Tres años más tarde, en 2018, la consultora IPSOS estimó que 8 de cada 10 jóvenes panameños, entre 13 y 17 años de edad, preferían Instagram y Whatsapp. IPSOS afirma que los jóvenes pasan unas 3 horas diarias en redes sociales. Facebook y Twitter son las redes sociales frecuentadas por los padres y abuelos de esa generación.
¿Cuál es el problema?
Las redes sociales están diseñadas para tratar temas poco complejos y superficiales, es decir, para taquillar. Por lo anterior es que son consideradas como la peor y más baja forma de “hacer la investigación”. Los consumidores de estas fuentes de información se saltan la fuente primaria, el editor, el periodismo científico y el periodismo sobre ciencia por completo. Estos consumidores contagian sus mentes con un entendimiento deformado de la ciencia, adquirido en una sección de comentarios en Internet; algún “iluminado” en su canal de Youtube o cuenta de Instagram cuyo “community manager” probablemente padece del efecto “Dunning Kruger“.
Una vez contagiado, es muy difícil recuperarse. Nuestro cerebro tiende a anclarse al primer pedazo de información que adquiere. ¿Adivina qué? Eso ya no es investigación. Irónicamente, ni siquiera puedes malinterpretar la ciencia en ese momento porque estás tan desconectado de la fuente que básicamente se ha convertido en un juego de teléfono. Es como si el científico hubiera dicho originalmente “Amo a Panamá” y en el otro extremo sale “banana paloma espacial”. Obviamente, disparates.
Facebook Inc., propietaria de Instagram, Whatsapp y Facebook (obviamente), no destina suficientes recursos para el control de desinformación en idioma español. Mientras que en Twitter las falsedades viajan más rápido y más lejos que las informaciones exactas, ayudando a que nuestra gente mal entienda la ciencia. En casos extremos, este malentendido resulta mortal. Por ejemplo, el dióxido de cloro. Este químico es frecuentemente promocionado en redes sociales como remedio para el Covid-19. Sin embargo, llevó a muertes por intoxicación en Argentina, Perú y Bolivia. Mientras tanto acá en Panamá, tenemos a este tóxico expresidente recomendándole a sus seguidores este tóxico.
El expresidente no está solo, otros que padecen del efecto “Dunning Kruger” lo acompañan:
En el territorio de redes sociales, la opinión de una científica como la Dra. Sandra López Vergès tiende a tener el mismo peso que las de un acupunturista. Triste.
Razón no. 6: nuestra distancia con la ciencia y los científicos
En 2018, el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), estimó que Panamá tenía unos 2.11 millones de habitantes con 29 años de edad o menos. Esta población fue evaluada en 2008 y 2018 por el programa internacional PISA, para determinar su nivel en lectura, matemáticas y ciencias. El resultado fue desastroso. De hecho, entre 2008 y 2018, el estudiante panameño promedio empeoró en su nivel de comprensión de ciencias.
Estos resultados fueron reafirmados en 2017 por la “V Encuesta de Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología” llevada a cabo por Senacyt. Donde encontró que 4 de cada 10 panameños estaba “poco o nada interesado” en la ciencia. Al preguntarles el por qué, las respuestas se agruparon muchos respondieron “no entiendo”. Similarmente, en 2019, el estudio de Evaluación de la Calidad de la Educación en América Latina, encontró que en cuanto a ciencias naturales, nuestros estudiantes tienen un nivel muy inferior al resto de la región.
El aprecio y la confianza por nuestros científicos
La encuesta de Senacyt afirmó que:
El aprecio que tienen los panameños por los científicos e ingenieros de su país está en un nivel medio de valoración, por detrás de la reputación que tienen los médicos, los deportistas o los religiosos.
Por consiguiente en Panamá, apreciamos a los científicos, pero apreciamos más a deportistas o religiosos. De hecho, uno de cada cinco de los encuestados (20%) confía más en los religiosos para que hablen de temas de ciencias. Mámate esa Galileo Galilei. Por ende, si usted desea ascender astronómicamente en redes sociales, siga estos pasos:
- dígale a sus seguidores que usted es un sacerdote que practica fútbol
- ??????
- Éxito
Todo lo anterior hace que mucho más fácil aún mal entender la ciencia.
¿Qué podemos hacer al respecto?
Escepticismo a 1000% lo que venga de las redes sociales. Pues el 99.1% de los contenidos vertidos en las mismas sociales, pueden que estén equivocados.
Si hay alguien en WhatsApp opinando sobre virus, vacunas y/o similares, pregúntele si puede distinguir entre una célula eucariota o una procariota. Así usted tendrá un indicador de que tan bien dicha persona entiende de ciencia y quizás se preocupe en curar sus fuentes de información.
Sin embargo, debo hacer la observación que en redes sociales muy de vez en cuando sale un meme que da en el clavo y explica en términos llanos conceptos complicados de ciencia, como por ejemplo:
O también este otro ejemplo de como el virus “secuestra” nuestras células para reproducirse:
Otras recomendaciones:
- Usar Google Scholar, es una versión de Google que solamente busca a través de literatura científica
- Consultar con organizaciones independientes cazadores de Fake News como https://factual.afp.com/list
- En Wikipedia, confirmar las afirmaciones vertidas y fijarse en la sección de referencias
- En redes sociales puedes seguir cuentas como los pelaos de Ayudinga o Ciencia en Panamá
Si te gustó esta publicación
Suscríbete en alguna de nuestras cuentas en redes sociales para que sepas cuando publicamos la próxima. También puedes:
- Puedes ayudarme con una donación, para poder cubrir los costos del Blog (quizás hasta colocar menos publicidad)
- Compartir este artículo con alguien que creas que le interese el tema (o si quieres utilizarlo para apoyar tus argumentos)
- Puedes dejar algún comentario constructivo en la sección de comentarios.
Muchas gracias por tu fina atención.